El derecho al amor negado

La injusticia prevalece en Líbano. Desde jugar con la investigación de la explosión del puerto del 4 de agosto de 2020 hasta la inacción del gobierno mientras la lira se devalúa cada día, la justicia es uno de los derechos humanos más fundamentales arrebatados al pueblo libanés. En medio de ese público, hay un grupo de personas injustamente maltratadas y a menudo marginadas en la lucha por los derechos humanos. Defendiendo su derecho al amor, ese grupo es la comunidad LGBTQ+.

Según el artículo 534 del Código Penal libanés, "cualquier relación sexual que no sea natural será castigada con hasta un año de prisión". Múltiples jueces han intentado contrarrestar ese artículo dictaminando que la "actividad sexual consentida entre personas del mismo sexo" y la homosexualidad no son antinaturales; también, que la libertad personal no es un delito. A pesar de estos esfuerzos, la ley sigue permitiendo el interrogatorio y la detención injustificados de personas que expresan sus sexualidades y géneros de formas que no se ajustan a las normas sociales típicas. Y aunque hace ya algunos años que no se condena a nadie en virtud de ese artículo, las calles siguen siendo inseguras para los miembros de la comunidad LGBTQ+, ya que la propia ley -principal herramienta de justicia y protección- no es complaciente con las exigencias de la realidad social.

El pasado mes de abril, Tarek Zeidan, responsable de la asociación Helem, un grupo árabe que defiende los derechos del colectivo LGBTQ+ en la región, saltó a los medios de comunicación para denunciar la instrucción del Ministerio del Interior a las fuerzas de seguridad de reprimir los actos que "promuevan la perversión sexual". Helem interpuso una demanda contra el Consejo de Estado, que puso fin a la prohibición de concentraciones destinadas a promover "el fenómeno de la desviación sexual".

A pesar de estas pequeñas batallas, las calles del país no son seguras para las personas LGBTQ+. A principios de este año, hubo informes en las redes sociales que afirmaban que la policía de Beirut se hacía pasar por hombres gay en Grindr -una aplicación de citas para miembros de la comunidad LGBTQ+- para atrapar y detener a los usuarios. Human Rights Watch afirmó estos testimonios en un informe de 135 páginas publicado en febrero de 2023, en el que se denuncia a las fuerzas de seguridad libanesas por utilizar "la extorsión en línea, el acoso en línea y el outing" para formular ilegítimamente pruebas contra miembros de la comunidad LGBTQ+. "La persecución de las personas LGBT en línea se ve facilitada por su precaria situación jurídica... la ausencia de protección por parte de las leyes o de suficientes regulaciones de las plataformas digitales", escribió Human Rights Watch. Por desgracia, esta violenta represión no sólo se da en Líbano, sino también en Estados vecinos, como Jordania y Egipto. Por lo tanto, podemos concluir que, si bien la existencia de la comunidad en Beirut es prevalente, su derecho a la libertad de expresión -un derecho humano fundamental en virtud de la Declaración Universal de Derechos Humanos, salvaguardado en la Constitución libanesa- sigue siendo inexistente. Por eso, a la hora de exigir justicia, las minorías y los grupos menos privilegiados, incluida la comunidad LGBTQ+, deben estar en primera línea de nuestras batallas.

En 26 Letters nos aseguramos de que nuestros alumnos reciban una educación respetuosa con la diversidad de todos. Desarrollamos nuestros propios libros y materiales de clase, que se personalizan en función de las necesidades, intereses y demandas de nuestros alumnos. Así, podemos educarles en la ética dominante, integrando la variedad étnica, racial y cultural a través de textos e ilustraciones, junto con la diversidad de género y sexual. La conciencia y la práctica de los derechos humanos fundamentales están en el centro de nuestros valores. Nuestros alumnos saben muy bien que no hay nada malo en amar a otro, pero sí en negarle sus derechos.

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Iguales ante la ley... pero ¿en la práctica?